NUESTRO PREMIO SOLIDARIO SOS 2019 ES PARA EL PROYECTO SUZANNE DE ROWING TOGETHER, QUE PRESTA ATENCIÓN GINECOLÓGICA A LAS MUJERES REFUGIADAS EN LA ISLA GRIEGA DE LESBOS

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Hemos hablado con la Dra. Andrea Manzano (en la imagen, tercera por la derecha), voluntaria de esta iniciativa solidaria, que recogerá el galardón durante la cena de gala del X Encuentro Colegial, el próximo 21 de junio. Si quieres acompañarnos en el evento, próximamente habilitaremos la web de inscripciones

 

 1. ¿Cómo, cuándo y por qué nace este proyecto?


Un grupo de bomberos que se conocieron en 2015-2016 realizando labores de rescate humanitario en el Mediterráneo, se dieron cuenta de que rescataban a la gente y la dejaban en tierra sin ningún tipo de asistencia sanitaria, por lo que decidieron fundar Rowing Together en 2016.

El primer proyecto que realizaron fue “Medical Response for Refugees”, en 2016, en el que con una ambulancia, un ecógrafo portátil y un equipo formado por coordinador, médico de familia y ginecólogo, visitaban los campos de refugiados de la zona de Tesalónica, en la Grecia continental, dando cobertura sanitaria.

Afortunadamente, los procesos de asilo mejoraron y dejó de ser necesaria esa ayuda.

Tras ello, el proyecto Suzanne nace al ver la dramática situación que viven los refugiados en Moria, en la isla griega de Lesbos, sobre todo las mujeres, ya que la única cobertura ginecológica era la de una matrona, sin ningún acceso a ecografías ni atención ginecológica.

 

2. ¿Quién forma el equipo, actualmente, y en qué fechas se desarrolla?


Actualmente, el equipo en la clínica está formado por una ginecóloga, una médica de familia, una enfermera o matrona, el coordinador y el equipo de traductores.

Desde España, continuamente, seguimos trabajando los 10 voluntarios del equipo tierra.

El proyecto Suzanne se inició en septiembre de 2018 y los equipos suelen rotar cada 15 días o un mes, ya que se trata de voluntarios que colaboran con la ONG. Nuestra idea, mientras podamos mantenerla, es continuar con la clínica hasta que dejemos de ser necesarios. Eso sería una gran noticia porque significaría que estas mujeres habrán mejorado mucho sus condiciones.

 

3. ¿A qué número de personas presta ayuda este proyecto?


El proyecto Suzanne presta atención ginecológica a las mujeres refugiadas de la isla de Lesbos. Laa mayoría de ellas está en Moria, pero hay muchos refugiados en otros dos campos y algunos en pisos tutelados por la ONG ACNUR en la isla. El acceso al hospital es muy limitado. Prácticamente, solo llegan para el parto, y alguna mujeres ni eso.

En la clínica, proporcionamos seguimientos ecográficos de la gestación, planificación familiar, atención a víctimas de violencia sexual y basada en el género (desgraciadamente, es una lacra de la que muchas mujeres refugiadas han sido víctimas), atención a patologías ginecológicas como sangrados, miomas, infecciones vaginales… Intentamos dispensar toda la medicación que nuestras pacientes necesitan (vitaminas de embarazo, antibióticos, hierro, anticoncepción…), ya que muchas no pueden acceder a ella por motivos económicos.

Y algo que es muy importante también: les prestamos atención, cariño y empatía, ya que muchas veces lo único que necesitan es hablar y que alguien las escuche como a un ser humano, les dé un abrazo, en resumen, devolverles su dignidad.

Ha habido mujeres que, simplemente, nos han pedido sentarse en la sala de espera a pasar el día porque allí se sienten seguras.

También tenemos un rincón de juegos y dibujo para sus hijos, ya que no tienen con quién dejarlos, y un muro donde están pegados sus dibujos.

Hablando de números, atendemos de lunes a viernes a una media entre 20 o 30 mujeres al día. Algunas jornadas hemos llegado casi a 50, sobre todo cuando hace buen tiempo y hay muchas llegadas nuevas a la isla.

 

 4. ¿Cómo se vive esa experiencia?

 

Es una experiencia muy intensa, una montaña rusa de emociones y, como una moneda, tiene su cara y su cruz. Por un lado, la sensación de ayudar y sentirte útil es impresionante e incluso adictiva. Por otro lado, es un gran impacto ver la situación de estas mujeres, escuchar sus historias (algunas son realmente aterradoras, demasiado sufrimiento para una sola vida), cuando lo único que hacen es intentar sobrevivir, huyen del terror y de una muerte prácticamente segura.

También te sientes identificada con ellas. Tener que huir de la guerra le puede pasar a cualquiera. La mayoría tenía su vida y sus trabajos en sus países de origen, no querían abandonarlos. He conocido enfermeras, farmacéuticos, ingenieros… familias que tenían sus vidas acomodadas en sus países y ahora son un número más en un campo de refugiados, en un limbo, esperando un asilo que no llega.

También te sientes frustrada porque piensas que no estás haciendo nada, que no les vas a resolver el problema y sientes rabia porque estas injusticias sucedan en el mundo. Pero cuando llega una paciente a la que le dices que su bebé está bien, o que no tiene sífilis ni VIH tras una agresión sexual, y te da un abrazo agradeciendo lo que haces, sientes de nuevo una alegría y una emoción inmensa, más grande que la frustración.

Te da el impulso para seguir adelante, porque aunque no cambies el mundo, puedes cambiar mucho en la vida de estas mujeres. Puedes devolverles las ganas de vivir y dar un poco de luz a sus vidas.

También sientes la satisfacción de no mirar a otro lado, de decir que al menos has hecho todo lo que has podido para intentar mejorar el mundo que les vas a dejar a tus hijos.

Para mí, ha sido una experiencia muy dura a nivel emocional, pero la cara de la moneda compensa. Sigo trabajando, desde aquí en lo que puedo y, en cuanto me sea posible, volveré al terreno.

 

 5. Me has hablado de la experiencia, pero… ¿qué va antes de eso? ¿Cuál es la motivación para adentrarte en este proyecto?


Siempre he sentido mucha inquietud en ayudar, pero, al final por miedo o porque siempre surgen cosas, no me había atrevido. Sin embargo, llega un momento en que ves las noticias de todo lo que pasa en el mundo y no es suficiente decir “qué mal que está el mundo”. Había algo que me removía a hacer algo más.

Un día vi un post en redes sociales. Necesitaban un ginecólogo para un campo de refugiados en Grecia y no me lo pensé dos veces: llamé, me contaron el proyecto y me pareció genial.

Creo que, si cada uno aporta su grano de arena, el mundo sería un lugar mejor, y la solidaridad y la empatía son valores que quiero que mis hijos conozcan y desarrollen. La mejor forma de enseñarlo es predicando con el ejemplo y he contado con el apoyo incondicional de mi marido, en todo momento.

 

 6. Ahora recibís un reconocimiento y una donación a ese proyecto, ¿qué supone para vosotros?


Para nosotros supone un mundo. Somos una organización pequeña y siempre vamos justos de presupuesto, ya que el proyecto conlleva unos gastos importantes. Compramos la medicación que nuestras pacientes pueden necesitar, suministros, los gastos de manutención de voluntarios… Para nosotros, este premio nos permite dar, al menos, un año de respiro económico para seguir adelante.

 

 7. Un recuerdo especial...


La verdad que vienen muchos a la mente. Es una experiencia tan intensa y con tantas historias…

Uno de los más especiales ocurrió cuando atendimos a una joven mujer camerunesa. Había sido víctima de violencia sexual en varias ocasiones y llegó con una crisis de estrés post-traumático. Conseguimos tranquilizarla y se quedó durmiendo en la clínica. Necesitó volver varios días para que pudiéramos explorarla y atenderla y, poco a poco, se fue reponiendo. Uno de los recuerdos más especiales que tengo es de cuando, a los días, consiguió llegar a la clínica andando sola y con una sonrisa en la cara, nos dio un gran abrazo y nos dijo “sois mi familia”. Aún me emociono cuando lo recuerdo.

 

 8. ¿Qué mensaje quiere transmitir la Fundación?


Sobre todo, no queremos que esta situación caiga en el olvido. Debemos continuar denunciando la situación y las condiciones de vida infrahumanas que tienen los refugiados en Grecia. Parece que el problema ha desaparecido porque ya no se habla de la guerra en Siria, pero está muy lejos de desaparecer. Los refugiados son seres humanos que merecen que se les trate como tal.

 

 9. ¿Quién y cómo puede colaborar con vosotros?


Pues hay varias formas de colaborar con nosotros. Por un lado, tenemos el programa de voluntariado, es decir, voluntarios sanitarios. En este caso, las estancias mínimas son de 15 días. Si alguien está interesado puede enviar un correo electrónico a rowingtogethervoluntarios@gmail.com con su CV y estaremos encantados de ampliarle la información.

Otra forma es apoyarnos económicamente, ya sea con donaciones puntuales o periódicas a nuestro número de cuenta ES37 0081 0316 08 0001329642

También pueden ayudarnos a difundir el mensaje de que tenemos que actuar para que la situación de estas personas no caiga en el silencio. Estamos presentes en Facebook e Instagram, y estamos ultimando una página web.

 

10.  Suzanne está activo desde septiembre de 2018... ¿cuál es el balance, personal y profesional, de estos meses de iniciativa solidaria?

 

Hablando de números, hasta ahora han trabajado con nosotros 51 voluntarios sobre el terreno y somos 10 los voluntarios del equipo tierra. En cuanto a pacientes, habremos atendido a unas 3000, aproximadamente.

En conclusión, la semilla que se sembró hace ya casi 9 meses ha crecido y florecido.

El balance, a pesar de las adversidades, sólo puede ser positivo, porque después de todo lo que han pasado estas mujeres, todo lo que hacemos es poco para lo que se merecen. Hay días malos, emocional y organizativamente hablando, pero un “gracias” o una sonrisa de ellas lo compensa todo.

 

Información publicada el 27 de mayo de 2019

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