Toda la sociedad está inmersa en una guerra sin armas, que supondrá un antes y un después en nuestras vidas. Los profesionales de Atención Primaria de los centros de salud y de las Urgencias de Atención Primaria (SUAP, UME y CCU), por nuestra proximidad al conjunto de la población, nos enfrentamos al COVID19 de una forma especial: no sólo como responsables de la salud de nuestros pacientes, sino también como personas que podemos enfermar, más fácilmente, debido a la inevitable exposición diaria a pacientes con infección probable o confirmada. Dato: España es el país con mayor número de profesionales sanitarios contagiados.

La Atención Primaria (AP), contando con lo justo y pese a las carencias y la falta de personal que venimos denunciando desde hace años, no sólo ha continuado prestando atención a todos sus pacientes, sino que se ha convertido en un dique de contención para evitar el colapso de los servicios de urgencias y se ha volcado en el seguimiento de los enfermos y sus contactos. Sirva como ejemplo que el pasado 7 de abril se realizaron más de 40.000 llamadas a pacientes en seguimiento (muchas realizadas desde casa, con el teléfono personal), se hicieron visitas a domicilio, se atendieron urgencias…  Y, todo ello, contando con unos equipos de protección precarios, con el consecuente peligro de contagiarnos y transmitir el virus a otros pacientes, a nuestros compañeros, a nuestras familias.

El hecho de contar con pocos medios no ha mermado nuestro ímpetu por cuidar a la población y prevenir la extensión de la pandemia. Los médicos de AP no hemos escatimado ni el más mínimo esfuerzo a lo largo de mañanas, tardes y noches extenuantes, con descansos casi inexistentes, pues fuera de la jornada laboral seguimos informándonos para seguir ofreciendo la mejor atención posible a nuestros pacientes.

Ante el estrés que genera en nosotros la tragedia que estamos viviendo, nos reconfortan las palabras de agradecimiento y los ánimos que nos ofrece la población, partícipes y sabedores de la realidad que tenemos y del ingente esfuerzo que realizamos para poder atenderlos a todos. No somos héroes; somos humanos. Y, todos, sumamos.

La AP ha demostrado, una vez más, su resiliencia, su capacidad de adaptación y su contingencia a la hora de atender, canalizar y resolver  las necesidades en salud de los ciudadanos de esta Región; atendiendo siempre a criterios de responsabilidad, eficacia, coste-oportunidad, proximidad y accesibilidad.

Este es un momento de unión, solidaridad, trabajo compartido  y colaboración máxima con  Salud Pública. Aunque también debemos demandar, insistentemente, nuestra formación, nuestra protección y el acceso rápido a pruebas diagnósticas que nos permitan manejar la incertidumbre y tomar decisiones, rápidamente, con el menor riesgo posible.

La Organización Mundial de la Salud recomienda reforzar la Atención Primaria como medida clave para hacer frente a la pandemia. En la dirección opuesta van las medidas adoptadas en algunas Comunidades Autónomas de cerrar centros de salud, contratar profesionales sin formación sanitaria especializada ni conocimientos sobre la estructura de nuestro sistema de salud, prorrogar contratos MIR o mover a buena parte de los profesionales de AP a instalaciones hospitalarias improvisadas. ¿Se han planteado lo que puede suponer si llegamos a la fase 3 y se desmantela la Atención Primaria? Si eso ocurriera, ¿quién va a controlar a diabéticos, hipertensos, EPOC, asmáticos, embarazadas, pacientes crónicos complejos, niños y adolescentes, pacientes inmovilizados y demás población vulnerable? ¿Quién y cómo va a ejercer de eje vertebrador y dique de contención para no colapsar el sistema sanitario? Sin Atención Primaria, sólo existe el caos.

Los profesionales de AP de la Región de Murcia  han logrado innovar y contemporizar su práctica clínica a través de la reorganización de los equipos, redistribuyendo tareas e incorporando la telemedicina, el teletrabajo y la coordinación con otros profesionales, asumiendo un innegable liderazgo asistencial y organizativo en un escenario sanitario complejo y cambiante.

Creemos que no es momento para criticar las complejas decisiones adoptadas por los responsables sanitarios de la Región, sino de  arrimar el hombro para combatir esta pandemia. Tiempo habrá, cuando esto pase, para volver a reclamar las medidas que la AP necesita para poder ser el verdadero eje vertebrador del sistema sanitario. Pero esto no impide que reclamemos una mayor participación en la toma de decisiones y en el pilotaje y puesta en marcha de las vías clínicas, los protocolos y las actuaciones que se están desarrollando en nuestro ámbito asistencial, implicando a todos los profesionales de AP y asegurando que las iniciativas, los recursos humanos, técnicos y materiales lleguen a todas las áreas de salud por igual.

El conjunto de la sociedad y sus necesidades en salud están cambiando. Los profesionales sanitarios también. La solidaridad y el esfuerzo colectivo están marcando de forma indeleble a nuestra generación. Los profesionales de Atención Primaria seguiremos trabajando para afrontar esta amenaza pero es necesario que todos colaboremos. Hoy, el Foro de Atención Primaria hace suya la siguiente máxima: “insistir, persistir, resistir y nunca desistir”.

Publicado en el diario La Opinión de Murcia el 10 de abril de 2020

Información publicada el 10 de abril de 2020