DR. MARCOS GÓMEZ SANCHO: "ABANDONO Y OBSTINACIÓN SON LOS DOS EXTREMOS DE LA MALA PRAXIS MÉDICA EN LA ATENCIÓN AL FINAL DE LA VIDA"

noticia Colegio de Medicos Murcia

Licenciado en Medicina y Cirugía, especialista en Anestesiología y Reanimación, el Dr. Gómez Sancho es un experto en cuidados paliativos a los que se ha dedicado la práctica totalidad de su vida profesional. Fue el creador, hace 26 años, de la primera  Unidad de Medicina Paliativa de España, en el Hospital Sabinal de Las Palmas, actual Hospital de Gran Canaria Dr. Negrin y, con su trabajo se ha convertido en una autoridad internacional en esta materia que, en los últimos once años, ha compaginado con la ética y deontología en la Comisión Central de Deontología, primero como vocal y, después, como presidente

 

Por ello, en esta entrevista aborda en profundidad los cuidados paliativos que tienen por objeto “preservar la mejor calidad de vida posible hasta el final” y que “deben de ser aplicados de forma precoz”. Y defiende la sedación paliativa frente a la eutanasia, aunque asegura que entre ambos hay una “línea absolutamente clara, nítida y diáfana, pero muy fina y fácil de traspasar y que da la impresión de que se está traspasando cada vez con mayor frecuencia”.

 

Cuestiona que en la Medicina actual prevalezca el culto a la tecnología y a los aspectos biológicos frente al humanismo, olvidando que “la misión tradicional del médico siempre fue aliviar y confortar” y también pone en tela de juicio el que el médico no reconozca sus errores, algo que, además de estar recogido en el Código Deontológico y ser de obligado cumplimiento, “va contracorriente”, por lo que recomienda a los médicos “desoír los consejos de sus abogados que les instan al silencio”. 

  

Después de dos mandatos al frente de la Comisión Central de Deontología de la OMC, ¿Cuál es el balance que hace de estos 8 años?

 

Para mí, personalmente, han sido unos años extraordinariamente interesantes y de muchísimo aprendizaje. Todos los miembros de la Comisión son profesionales con una amplísima experiencia, cada uno en su especialidad, y los debates han sido siempre muy enriquecedores.

 

Creo que hemos cumplido los cuatro objetivos que nos propusimos en el primer momento: primero, agilizar los trámites. En este sentido, las resoluciones que se nos han solicitado desde la Comisión Permanente se han resuelto con el correspondiente Informe de forma inmediata, siempre en la primera reunión que hemos tenido tras la recepción de la solicitud.

 

En segundo lugar, acometimos la elaboración de un nuevo Código de Deontología, en el que empleamos los primeros dos años y medio de trabajo intenso. Este Código incluye como texto nuevo 5 capítulos, 16 artículos y 109 puntos. Por todo ello creo que no se debe hablar de una actualización, sino de un Código nuevo.

 

En tercer lugar, adquirimos el compromiso formal de redactar un Manual de Ética y Deontología Médica explicativo del articulado de nuestro Código. En él se recogieron muchas sugerencias que hemos recibido y que, por su naturaleza, no procedía incluirlo en un Código pero que tienen la suficiente importancia como para hacérselas llegar a los médicos españoles. Este Manual ha sido una inestimable ayuda para todos los médicos pero, muy especialmente, para las Comisiones de Deontología de los distintos Colegios provinciales, que podrán utilizar con fines docentes, etc.

 

El cuarto objetivo fue utilizar, precisamente este Manual como material docente para realizar un Curso Básico de Ética y Deontología en línea. 

 

 

¿Cuáles cree que han sido sus principales logros en este ámbito?

 

A todo lo antedicho, o quizá gracias a ello, cabría añadir el reconocimiento y prestigio que ha adquirido progresivamente la Deontología Médica en España. La constante e intensa tarea de difusión y promoción de la  Deontología ha llevado a la consolidación de las Jornadas que se hacen desde hace unos años y, más recientemente, el Congreso anual del que se han realizado ya dos ediciones, el año pasado en Bilbao y éste en Tarragona. Hay una considerable “lista de espera” de varios Colegios que quieren organizarlo en los próximos años. De hecho, el CGCOM recibió un reconocimiento en 2013 de un medio de comunicación, Acta Sanitaria, por la especial atención que presta a los aspectos éticos y deontológicos del quehacer profesional.  

 

Del mismo modo es preciso resaltar el gran número de candidatos que se presentan para cubrir las vacantes de la Comisión cuando se hacen convocatorias. En las dos o tres últimas se han presentado más de 30 colegas, algo impensable antaño, y a la actual convocatoria han concurrido 69 candidaturas.

 

Todos estos logros, y no haría falta decirlo, se deben al trabajo conjunto de todos los miembros de la Comisión. Ahora y siempre yo he tenido buen cuidado de no tener la más mínima actitud “presidencialista”.  Hoy en día, un líder tiene que ser un especialista en repartir juego, coordinar tareas, compartir responsabilidades, saber escuchar, canalizar inquietudes, etc. Otro tipo de liderazgo, además de ser muy antiguo, no sería aceptado y estaría abocado al fracaso.

 

Han pasado algunos años desde que se aprobara el nuevo Código de Deontología Médica. Dado los avances de la Medicina y de las nuevas tecnologías ¿Cabría otra actualización? ¿En qué aspectos?

 

Todavía sería pronto para acometer una actualización del Código, que tiene perfecta vigencia. Algunos puntos deberán incorporarse a la próxima edición del Código y que ya han sido tratados en algunas Declaraciones (que tienen el mismo rango que el Código) como, por ejemplo, redes sociales, instrucciones previas, asistencia del menor, médico responsable, contención física, tecnología aplicada a la relación médico-paciente garantizando los derechos del paciente, etc.

 

El Manual de Ética y Deontología Médica ampliaba los artículos más controvertidos del CDM, pero no todos. ¿Se ha pensando en otro manual para abordar otros artículos? 

 

No. Este Manual contiene todos los puntos que deberían ser explicados y tiene perfecta vigencia. De hecho, como digo, es el material docente de nuestro Curso Básico de Ética y Deontología, del que estamos impartiendo en estos momentos la segunda edición y que pensamos se puede hacer, por lo menos, durante los próximos 2-3 años si así lo consideran quienes nos sucedan.

 

La objeción de conciencia ante la interrupción voluntaria del embarazo fue uno de los capítulos que generó más discrepancias en el seno de la OMC. Ante los cambios  legislativos al respecto ¿Qué posicionamiento tiene la CCD?

 

La nueva regulación parece ser que se va a reducir a que las jóvenes de 16 y 17 años vuelvan a necesitar el permiso de sus padres o tutores para poder abortar. Si hubiera controversia entre ellos, el juez considerará que es válido el consentimiento de la menor salvo que constate su falta de madurez, en cuyo caso resolverá atendiendo a su interés. Más preocupante que la autorización de los padres, y creo que más frecuente, sería la inducción de los progenitores a que la joven aborte.

 

Es fundamental que los padres tengan conocimiento de lo que sucede para ayudar a su hija a tomar la mejor solución posible (la menos mala, diría yo) y suministrarla el apoyo necesario en tan difícil situación.

 

De todas las resoluciones que han aprobado –Atención médica al final de la vida, consentimiento informado,  sedación paliativa, libertad de prescripción, etc. ¿Cuál de ellas ha sido la más complicada de consensuar?

 

Precisamente, la objeción de conciencia y aborto han sido, sin duda, los temas más difíciles y que han obligado a negociar mucho entre nosotros. Tengo que decir, sin embargo, que jamás ha habido que votar en el seno de la Comisión y que todos los asuntos, por espinosos o difíciles que fueran, se han resuelto por acuerdo después de hablar todo lo que fuera necesario, intentar convencer amigablemente unos a otros, escuchar mucho y ceder todos un poco.

 

¿Qué declaración ha quedado por hacer?

 

Hemos hecho bastantes Declaraciones. Además de las mencionadas, también hemos hecho una sobre la huelga de hambre, sobre la actuación de los médicos con relación a los acompañantes de las personas ingresadas en centros hospitalarios cuando los acompañantes son médicos, sobre el consentimiento informado en la práctica médica, sobre objeción de conciencia, sobre la figura del médico responsable, sobre contención mecánica de pacientes, receta electrónica, asistencia médica al menor en situaciones de rechazo al tratamiento, entre otras. Creo que hemos hecho todas las que había que hacer. No ha quedado nada pendiente.

 

Además de infinidad de informes que nos ha solicitado la Comisión Permanente, hemos hecho, por iniciativa propia, una Declaración sobre todos aquellos aspectos que surgían y que considerábamos de interés y que enviábamos a la Comisión Permanente para su valoración y, eventualmente, su aprobación.

 

Como experto en cuidados paliativos, usted ha afirmado recientemente que en España se hace demasiado para retrasar la muerte y demasiado poco y tarde para aliviar el sufrimiento  ¿qué habría que hacer para morir en paz?

 

Por desgracia, no es un problema exclusivo de España. El médico de hoy tiene a su disposición una cantidad de recursos casi ilimitados, pero tiene que aprender urgentemente que no todo lo que se puede hacer, se debe hacer.

 

Los cuidados paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal; ni aceleran ni retrasan la muerte. Tienen por objeto preservar la mejor calidad de vida posible hasta el final y deben ser aplicados de forma precoz.

 

La buena práctica médica supone la aplicación de medidas terapéuticas proporcionadas, evitando tanto la obstinación como el abandono, el alargamiento innecesario  o el acortamiento deliberado de la vida. Llegado el momento, el médico no debe seguir intentando alargar la vida, sino “ensancharla”.

 

Abandono y obstinación son los dos extremos de la mala praxis médica en la atención al final de vida que constituyen una grave vulneración del Código de Deontología Médica.

 

¿Por qué se habla tanto de eutanasia y tan poco de sedación?

 

La eutanasia, entendida como la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de ésta, y en un contexto médico, es un asunto permanente de debate. Hay personas, asociaciones y partidos políticos más o menos favorables a su despenalización y por ello periódicamente salta a los medios de comunicación. La sedación, por el contrario, pertenece más al ámbito profesional y por ello se conoce menos y se habla menos de ello.

 

No obstante, cada vez más aparecen noticias relacionadas con la sedación paliativa, muchas veces de manera confusa (a veces intencionadamente confusa). La sedación la podemos definir como la disminución deliberada de la consciencia del enfermo, una vez obtenido el oportuno consentimiento, mediante la administración de los fármacos indicados y a las dosis proporcionadas, con el objetivo de evitar un sufrimiento insostenible causado por uno o más síntomas refractarios. Se estima que entre el 30 y el 50 por ciento de los pacientes necesitan este tratamiento al final de su vida.

 

La separación entre la sedación paliativa y la eutanasia es una línea absolutamente clara, nítida y diáfana, pero muy fina y fácil de traspasar y que da la impresión de que se está traspasando cada vez con mayor frecuencia.

 

Por lo que respecta a la eutanasia, creo que antes de plantear su despenalización se deben potenciar los cuidados paliativos. Es una calamidad que una sociedad legalice alguna forma de acabar con la vida de algunos enfermos sin ofrecerles una atención sanitaria óptima. Y en España hay muchos miles de enfermos que no tienen acceso a unos buenos cuidados paliativos (y mucho menos a una sedación paliativa), después de casi 30 años de lucha intentando mejorar la situación.

 

Sobre las instrucciones previas ¿están suficientemente desarrolladas? Los pacientes que llegan a cuidados paliativos, ¿las han hecho o deciden sus familias?

 

En los casos de enfermedades crónicas evolutivas, el médico tiene la oportunidad de dialogar permanentemente con su paciente e ir diseñando los cuidados de acuerdo con él. Cada vez se utiliza más la planificación anticipada de los cuidados en la que el médico va exponiendo a su enfermo los posibles escenarios que se pueden dar y él nos va diciendo lo que quiere que se haga en esas circunstancias concretas. Esta información sería bueno compartirlo con los familiares y, desde luego, plasmarlo en la historia clínica con todo detalle. En muchos años de ejercicio profesional en un servicio de Cuidados Paliativos, solamente un enfermo me trajo un impreso firmado con instrucciones previas.

 

De todas formas, creo que no se han promocionado suficientemente  estos documentos que pueden ser muy útiles en otras circunstancias, como secuelas de accidentes, etc.

 

¿Cree que existe una crisis de valores en la medicina, especialmente, en los jóvenes? ¿Qué influencia puede tener en esta crisis de valores  la situación de recortes, precariedad laboral y desempleo?

 

La crisis de los valores es muy anterior a la crisis económica y creo que ésta no influye demasiado en aquélla. La Medicina es un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla y es en la sociedad en la que hay una importante crisis de valores. Quien haga una crítica a la Medicina de hoy, debe hacer una crítica a la sociedad de hoy.

 

En la Medicina parece que se han perdido, por lo menos en parte, alguno de sus valores tradicionales, como puede ser el humanismo médico, en el sentido más amplio. Hoy prevalece el culto a la tecnología y a los aspectos biológicos en detrimento de otras esferas del ser humano igual de importantes (psicológica, social, espiritual...).

 

Prevalece igualmente el objetivo curativo de la Medicina, olvidando que la misión tradicional del médico siempre fue aliviar y confortar. De ahí las frecuentes deficiencias en la atención a los enfermos incurables. Por ello, especialidades como los cuidados paliativos, geriatría, etc., para muchos colegas significa una Medicina de segunda división. Y todo esto es tanto más frecuente cuanto más joven es el médico y, por ello, creo que uno de los encuentros más desafortunados de la medicina moderna es el de un anciano débil e indefenso que se acerca al final de su vida, con un médico joven, dinámico y entusiasta que comienza su carrera.

 

¿Cómo se puede incorporar a los jóvenes a la Deontología?

 

Desde la Comisión Central hemos propuesto el Curso Básico a distancia, pero la tarea fundamental la tienen que llevar a cabo los Colegios provinciales. En algunas Facultades de Medicina se está impartiendo una asignatura de Deontología Médica, casi siempre impulsada por el Colegio de Médicos. Es muy buena iniciativa.

 

El Congreso Nacional de Deontología Médica celebrado en Tarragona y  en el que usted ha participado. ¿Qué balance hace del mismo?

 

Ha sido un Congreso memorable. Ha estado perfectamente organizado y todos nos hemos sentido acogidos y muy bien tratados. Lo han hecho con el personal del propio Colegio y eso creó un ambiente familiar. El nivel científico ha sido excelente y los temas que se han tratado han sido muy escogidos. Los Comités Científico y Organizador han hecho encuestas sobre los temas a tratar, que han sido compartidos con los miembros del Pleno de nuestra Comisión. El Programa ha sido perfecto en mi opinión.

 

A la CCD llegan casos de mala praxis médica. ¿Para cuándo los médicos van a asumir sus errores y pedir perdón por ellos como ocurre, por ejemplo,  en Reino Unido? ¿Es una asignatura pendiente?

 

Ya Hipócrates decía que “Un buen médico es el que se equivoca raramente, pero el perfecto, el que reconoce sus errores”.

 

En nuestro Código hemos recogido estos dos puntos del artículo 17: “El médico deberá asumir las consecuencias negativas de sus actuaciones y errores, ofreciendo una explicación clara, honrada, constructiva y adecuada” y “Las quejas de un paciente no deben afectar negativamente a la relación médico paciente ni a la calidad de la asistencia que se le preste”.

 

Es una novedad que va contracorriente. Hasta ahora, lo usual era ocultar el error para evitar complicaciones judiciales o no empañar el propio prestigio. Ahora, los médicos han de desoír los consejos de sus abogados que les instan al silencio,

 

Este artículo, esta actitud del médico, es el exponente de su compromiso con la sociedad. Además, yo personalmente considero que cuando un médico se equivoca pero reconoce su error y se ofrece al paciente para hacer lo posible por remediar los posibles daños, es más difícil que lo denuncie. Pero si así fuera, es muy probable que el juez tenga una actitud más comprensiva con el médico.

 

Información publicada el 23 de febrero de 2017

noticia Colegio de Medicos Murcia